CAPÍTULO 11: LA VISIÓN DE RAZIEL

Esa noche, tras su conversación con Karlen y Haline, Raziel meditó profundamente, buscando respuestas en su memoria. Pronto, una sensación inquietante lo invadió. Un frío desconocido recorrió su cuerpo, y la oscuridad de su habitación comenzó a cambiar, envolviéndolo en una niebla densa. Respiraba con dificultad, mientras escuchaba un zumbido sordo, y de repente se vio en un vasto salón sombrío, frente a una figura encapuchada que sostenía un pergamino sellado. La energía oscura del pergamino le provocó náuseas.

La figura desenrolló el pergamino, y mientras las palabras antiguas flotaban ante él, Raziel sintió un escalofrío. Las palabras hablaban de una traición al Cielo y de la infiltración de fuerzas oscuras. El pergamino revelaba la razón de su caída: había sido una pieza clave en una conspiración demoníaca, manipulada desde las sombras. Imágenes y recuerdos fragmentados comenzaron a llenar su mente, mostrándole cómo un Ángel traidor lo había engañado para ejecutar misiones que, en realidad, facilitaban la entrada de demonios al mundo mortal.

Raziel recordó cómo este Ángel, aparentemente leal, lo había persuadido de abrir los portales de Umbra, lo que desató el caos y contribuyó a su destierro. Ahora entendía que había sido un peón en una conspiración mucho mayor, un engaño que había manipulado sus acciones. La visión también le mostró cómo los demonios discutían su infiltración y cómo su destierro encubrió al verdadero culpable.

Al final, Raziel fue abruptamente devuelto a su habitación. Empapado en sudor y con el corazón desbocado, la revelación lo dejó con un peso abrumador. Sintió traición, engaño y culpa. Sabía que debía compartir lo que había descubierto con Karlen y Haline, pues esa verdad era clave para entender la amenaza que se cernía sobre el Cielo y la Tierra.

— Karlen, Haline —dijo con una voz cargada de angustia—. He tenido una visión reveladora. Los demonios no solo escucharon nuestra conversación; he recordado el secreto detrás de mi destierro. Fui manipulado, utilizado como peón en un plan para abrir las puertas entre Umbra y la Tierra. La invasión que enfrentamos fue orquestada desde dentro, y debemos actuar antes de que sea demasiado tarde.

El rostro de Karlen se endureció al escuchar las palabras de Raziel, su expresión mostrando la seriedad del asunto. Haline, por su parte, lo miraba con incredulidad y preocupación, sintiendo cómo la gravedad de la situación comenzaba a asentarse en su mente.

— ¿Manipulado? — murmuró Haline, sus ojos fijos en Raziel—. ¿Cómo no lo supiste antes? ¿Cómo pudiste ser…?

Raziel, con la mirada baja, respondió con tristeza.

— No lo sabía… Estaba cegado por la confianza que tenía en aquellos que creía mis hermanos. Pensé que estaba haciendo lo correcto.

Haline apretó los labios, intentando contener las emociones que la embargaban.

— No es tu culpa — intervino Karlen, con una voz firme pero comprensiva—. Lo que importa ahora es que lo sabemos. Podemos prepararnos. No vamos a dejar que esto se repita. Pero, Raziel, debes entender que ahora todos dependemos de ti. Lo que descubras y lo que recuerdes será clave para lo que se avecina.

La seriedad en su voz y la intensidad en su mirada no dejaron dudas sobre la magnitud del peligro. El ambiente en la habitación se había vuelto pesado, cargado de la tensión y la responsabilidad que ahora recaía sobre los hombros de Raziel. Haline, aún lidiando con sus propios temores, dio un paso hacia Raziel, colocando una mano en su hombro.

— Estamos contigo, Raziel. No importa lo que venga, no estás solo.

Raziel asintió, sintiendo una chispa de esperanza ante la determinación de Karlen y Haline. Pero en lo profundo de su ser, sabía que la lucha que se avecinaba sería una de las más duras que jamás habría enfrentado. Y aunque su pasado estaba lleno de sombras, esta vez lucharía por el bien y por aquellos que aún confiaban en él.

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